Cathartic Writings

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miércoles, 7 de enero de 2015

#MiNavidad


Luces de colores por todas partes. Árboles decorados. Muñecos panzones de barba blanca, vestidos de rojo, representando a un duende raro, importado de tierras lejanas. Una cultura casi globalizada de adornos y ritos que pretende hacernos creer que eso es la navidad, cuando en realidad celebrada de ese modo  tiene su origen en culturas que lejos de adorar al Dios vivo, rinden culto a un gran árbol y a espíritus que nada tienen que ver con Jesús. Se festeja la navidad en una fecha que históricamente no es posible.

Muchos que celebran de esa manera la navidad, ni siquiera creen en Cristo, o al menos viven la mayor parte del año como si Él nunca hubiese nacido.

Es una navidad que confina a Cristo al cuerpo de un bebito que ya no es, llamándolo siempre "niñito Jesús", omitiendo que en su paso por la vida adulta se inmoló para pagar el precio de nuestros pecados.

Mi navidad es distinta. No sobra el dinero para llenar mi casa de brillos, ni para intercambiar regalos con mis seres queridos.

La mía la vivo cada día, sabiendo que se trata del gran regalo de la salvación eterna, que debo cuidar con tesón. Tener presente que ese Jesús que hace más de dos mil años nació como humilde niño, es hoy el Rey de reyes y Señor de Señores, y que Él volverá el día menos pensado, a llevar consigo a todos los que le creen, le aman y le sirven. Espero ser parte de ese grupo.

Mi navidad me recuerda que Cristo está conmigo a cada día, en un mundo lleno de maldad, que eligió desecharlo para hacer la suya, sin tener en cuenta que cada ser humano tiene una vida espiritual y eterna. En ese vaivén diario de algunas alegrías y mucho sufrimiento, Jesucristo me recuerda que no importa lo que pase, puedo contar con su protección, provisión y guía en toda circunstancia.

En el año transcurrido tuve días en que olvidé esta navidad, pero a pesar de mis fracasos, el Señor me sostuvo y me siguió bendiciendo. El tiempo pasó muy rápido y al llegar al fin de un año más, me quedan muchas lecciones aprendidas que espero poder poner siempre en práctica. Me queda mucha gente maravillosa que Dios puso en mi camino, con quien pude compartir miles de cosas y crecer aprendiendo de todos ellos.

Cuántas cosas pasan por mi mente al pensar en navidad, en la que para mí es la verdadera, la mía. La palabra "gratitud" va directamente ligada a ella.
Gratitud por el regalo más grande que Dios nos quiso dar al hacer nacer a Cristo de una virgen: perdón, salvación, amor, gracia, paz, libertad, vida eterna en su compañía. Todos dones que el dinero no puede comprar, ni se ven con ojos humanos. Dones que con amor Él sigue entregando cada vez que alguien le abre la puerta de su corazón para invitarlo a entrar. Que Dios nos bendiga a todos, y nos permita sentir su presencia salvadora en esta nueva navidad.

r.f.
Dic 21, 2014

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