Cathartic Writings

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miércoles, 7 de enero de 2015

Just do it, or reckon...- Sólo hazlo, o considera...

Nov 28-2014
Un error que cometí en estos días me hizo pensar mucho. Lástima que uno suele pensar después de actuar, y no al revez.
Mi mente se remontó a "Just do it" (solo hazlo), frase tomada de un slogan publicitario de hace más de un cuarto de siglo.
Internacionalizada en la cultura global, se aplica sobrepasando los límites de la sana motivación que pretendieron transmitir sus diseñadores.

Con un "solo hazlo", en milésimas de segundo tomamos coraje y evadimos razonar sobre lo que deseamos hacer o decir, ya que con esa frase hemos sido programados para vivir el momento, sin sopesar las posibles consecuencias.

Cuántas veces nos ahorraríamos momentos difíciles, dolores y pérdidas, si tan sólo contáramos hasta diez antes de actuar.
Son lecciones de la vida que nos cuesta asimilar y automatizar ya que la prudencia tiene menos prensa que el placer.

Hay errores que permanecen aunque nos arrepintamos de ellos, tal como la marca de los clavos en la madera. Podremos taparlos con cera, fingir que nunca pasaron, pero "ya está" la marca, en la vida de uno o de muchos, en las relaciones con otros e incluso con uno mismo.
Es un daño hecho, un corazón dolido, una oportunidad desperdiciada, un alma decepcionada, aunque para tratar de arreglarlo pidamos perdón. En otros casos no nos es dada siquiera esa oportunidad. Consecuencias evitables si tan sólo hubiéramos reflexionado un segundo, en lugar de "sólo hacerlo", como indica la orden grabada en nuestra memoria.

La tan nombrada ley de la física que se ha vuelto casi un cliché, "ante cada acción hay una reacción", se demuestra en todos los planos de la vida del ser humano. Los resultados de hechos y palabras, rara vez se limitan a beneficiarnos o dañarnos sólo a nosotros mismos. Siempre afectan más allá de nuestro yo.

Cuando nos damos cuenta de que "metimos la pata", queremos arreglarlo y entonces la realidad nos pega en la cara. Nos muestra simplemente que no hay vuelta atrás. En algunos casos pueden haber acuerdos y soluciones. Aun cuando no hay remedio, es un consuelo tener presente que de todo podemos y debemos aprender, para no repetir la misma historia vez tras vez.

Vale la pena pensarlo en nuestros momentos de quietud.
Programar nuestra mente para aquellos en que el desenfreno del deseo o el dolor de una gran pena, nos traten de empujar a actuar sin reflexionar.
Es toda una una filosofía de vida, una cuestión de principios.
Podemos predeterminar nuestras acciones y reacciones, como una computadora: "solo hazlo" o "cuenta hasta diez antes de hacerlo".
Aun más, aquellos que creemos en un Dios y Padre de amor, podemos confiar en El para que nos guarde y guíe con su Espíritu Santo, en esos momentos de confusión y así podamos "zafar" de un papelón importante, de una relación rota, de una oportunidad perdida, incluso de perder la vida, etc., etc., etc....

El sistema prefiere que "sólo hagamos" todo, todo el tiempo, como  autómatas incontrolables. Nuestro Creador nos invita a la reflexión. Sin embargo, como en tantos otros casos, la elección está en nuestras manos.

En el día del bien goza del bien; y en el día del mal considera". Eclesiasté 7:14, la Biblia.

R.F.

#Pensandoenvozalta

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